Introducción
A decir verdad, todos los materiales pueden absorber la energía del sonido hasta cierto punto. Sin embargo, los materiales que se conocen específicamente como absorbentes de sonido o fonoabsorbentes absorberán la mayor parte de la energía del sonido que colisiona con ellos. Estos materiales especializados generalmente se denominan «materiales acústicos» y están diseñados para tener cualidades de alta absorción.
El uso principal de estos materiales es reducir los niveles de presión de sonido reverberante (el que se origina cuando la onda sonora “rebota” sobre las superficies que encuentran en su trayecto). Esto conduce a una reducción de la reverberación general en un espacio, comúnmente (y en realidad de forma bastante imprecisa) se conoce como disminución del eco.
Existen varios materiales absorbentes de sonido. Sin embargo, antes de discutirlos, primero debemos entender la diferencia entre la absorción acústica y la insonorización.
Insonorización frente a absorción acústica: ¿cuál es la diferencia?
Cuando se trata de acústica general, pueden existir dos objetivos diferentes:
- Absorber la energía reverberante que crea el sonido dentro de un espacio.
- Evitar la transmisión de energía sonora.
La búsqueda del cumplimiento del primero de estos objetivos se conoce como adecuación acústica y la del segundo se conoce como insonorización. Ambas formas de manipulación del sonido utilizan materiales y productos específicos para combatir las ondas sonoras.
Los materiales que absorben el sonido absorberán la mayor parte de la energía del sonido que colisiona con ellos y reflejarán muy poco. Esta cualidad los hace útiles en el control del ruido dentro de un espacio o recinto. Se usan en una variedad de ubicaciones: cerca de la fuente del ruido, en posiciones intermedias o cerca de los receptores.
Sin embargo, por su parte, la insonorización de un espacio implica cuatro conceptos: agregar masa, amortiguación, desacoplamiento y absorción. En la práctica, la absorción acústica es una parte necesaria pero no suficiente para conseguir reforzar la capacidad de aislamiento acústico. Los materiales utilizados para la insonorización suelen ser densos y pesados, lo que les permite desacoplar estructuras. Gracias a su densidad, en lugar de ondas de sonido que penetran a través de la estructura, se reflejan de nuevo en el espacio.