El portal ESEFICIENCIA publicaba el 17 de diciembre la apuesta del Gobierno británico por el ahorro de energía a través de la aprobación de su Estrategia de Eficiencia Energética para aprovechar la oportunidad de crecimiento económico, creación de empleo, apoyo a hogares y pymes y lucha contra las emisiones de CO2 que ofrece el impulso al ahorro energético. El objetivo de ahorro es equivalente a 22 centrales eléctricas e incluye financiación a empresas y al sector público. El Reino Unido, como ya hiciera en la pasada década con su planificación energética basada en la reducción de un 60% de sus emisiones de CO2 y en el desarrollo de las renovables, eólica marina principalmente, se ha puesto a la cabeza del desarrollo de una nueva forma de usar la energía y supera ampliamente a España porque ha sabido definir con claridad sus objetivos estratégicos en energía.
¿Por qué lo que preocupa en Reino Unido despreocupa tanto en España? El coste de la energía consumida en España es de 44.000 M de los que el 30% corresponde al consumo de edificios, unos 15.000 millones con un potencial de ahorro del 45% introduciendo medidas de eficiencia y automatización, lo que supone un ahorro de 7.000 M para los consumidores. La energía supone el 30% del coste de explotación de un edificio y seguirá creciendo hasta el 50%, por lo que se va a convertir en un coste insostenible, una auténtica hipoteca energética. Hace poco el CENER señalaba que más del 80% de nuestro parque de 25 millones de viviendas necesitaba una rehabilitación energética urgente, es decir, 18 millones de viviendas y edificios que en este momento carecen de ningún plan de rehabilitación. Solo el 8% de ese parque tiene calefacción central, que ahorra más de un 20% de energía y la mayor calificación energética, como la A, frente a la última, como la G, supone un ahorro de la factura energética del 86% y una revalorización del edificio de un 20%.
El primer compromiso de la Directiva de Eficiencia Energética es que para 2014 el Gobierno deberá adoptar una estrategia de rehabilitación energética de todo el parque de edificios, tanto públicos como privados. El excesivo retraso en la aprobación de normas pendientes como son los decretos de certificación energética de edificios o de autoconsumo y el voto en contra de España a la nueva directiva de eficiencia ratifican el desdén de nuestras autoridades por el ahorro de energía frente a la prioridad que representa en la política europea. Sólo su impacto en la reducción de importaciones energéticas y de emisiones de CO2 hace que cualquier inversión en eficiencia energética sea rentable para el país. En el PAEE 2011-2020, frente a una inversión privada de 45.000 M para ahorrar el 20% de energía en 2020, se obtenían ahorros de más de 60.000 M y se podría crear hasta un millón de empleos, directos e indirectos.
Una España eficiente energéticamente será una España más fuerte. ¿Por qué no puede ser ésta una prioridad de la política energética?
Fuente: imedia